La Audiencia Nacional ha anunciado este martes que abre diligencias para investigar la presunta estafa con criptomonedas de Madeira Invest Club. Un club financiero señalado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores como un chiringuito financiero y que cerró repentinamente el lunes pasado. La noticia del cierre llegó después de que El Confidencial publicase los contactos de este club con el eurodiputado Alvise Pérez y señalase las estratosféricas rentabilidades que ofrecían, con cifras superiores al 50%. Todo apunta a que hay varios miles de afectados, y según las demandas colectivas interpuestas, el agujero podría superar los 600 millones de euros.
En un auto fechado el pasado 20 de septiembre, al que ha tenido acceso la agencia EFE, el titular del juzgado central de instrucción nº 4, José Luis Calama, atiende la petición de una de las demandas colectivas presentadas. Tras la solicitud de la asociación de consumidores Ances, que se suma a la acción ya presentada por Aranguez Abogados y la que presentará en breve el despacho Zaballos Abogados, ha decidido abrir una investigación para esclarecer los hechos.
Como desveló este medio, el presunto cabecilla de la trama es Álvaro Romillo Castillo, un empresario que se había hecho famoso en internet como experto en elusión fiscal y que escondía su identidad tras una mascarilla. También escondía su identidad, pues se hacía llamar Cryptospain o simplemente Luis. Su éxito llegó tras años prometiendo evitar de forma legal a Hacienda y asegurando que se podía vivir sin pagar impuestos cumpliendo todas las normas.
Con estos argumentos y apoyándose en las criptomonedas, según las últimas revelaciones habría convencido a cerca de 30.000 personas para que accedieran a su club privado de inversión, Madeira Invest, en el que ofrecía altísimos rendimientos, de más de 60%. Para conseguirlos se ofrecían inversiones en relojes, coches de lujo o inmuebles. Como se explicó en este reportaje, gracias a todo ese dinero recaudado se montaron concesionarios de lujo y negocios en el Barrio de Salamanca, entre otros.
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Guillermo Cid Manuel Ángel Méndez
Para acceder al club Madeira Invest era necesario hacer un ingreso inicial de 2.000 euros, un dinero que se podía pagar a través de transferencias bancarias, efectivo o criptomonedas. Las billeteras que se ofrecían para estos pagos hace tiempo que se han ido vaciando. Algunos de los inversores consiguieron ir cobrando sus recompensas, pero la mayoría ha quedado atrapados en unas inversiones que no existen.
Antes de decidir si comienza a investigar a Madeira Invest, el juez Calama informará a la Fiscalía para que aclare si los hechos denunciados son competencia de la Audiencia Nacional.
La Audiencia Nacional ha anunciado este martes que abre diligencias para investigar la presunta estafa con criptomonedas de Madeira Invest Club. Un club financiero señalado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores como un chiringuito financiero y que cerró repentinamente el lunes pasado. La noticia del cierre llegó después de que El Confidencial publicase los contactos de este club con el eurodiputado Alvise Pérez y señalase las estratosféricas rentabilidades que ofrecían, con cifras superiores al 50%. Todo apunta a que hay varios miles de afectados, y según las demandas colectivas interpuestas, el agujero podría superar los 600 millones de euros.
En un auto fechado el pasado 20 de septiembre, al que ha tenido acceso la agencia EFE, el titular del juzgado central de instrucción nº 4, José Luis Calama, atiende la petición de una de las demandas colectivas presentadas. Tras la solicitud de la asociación de consumidores Ances, que se suma a la acción ya presentada por Aranguez Abogados y la que presentará en breve el despacho Zaballos Abogados, ha decidido abrir una investigación para esclarecer los hechos.
Como desveló este medio, el presunto cabecilla de la trama es Álvaro Romillo Castillo, un empresario que se había hecho famoso en internet como experto en elusión fiscal y que escondía su identidad tras una mascarilla. También escondía su identidad, pues se hacía llamar Cryptospain o simplemente Luis. Su éxito llegó tras años prometiendo evitar de forma legal a Hacienda y asegurando que se podía vivir sin pagar impuestos cumpliendo todas las normas.
Con estos argumentos y apoyándose en las criptomonedas, según las últimas revelaciones habría convencido a cerca de 30.000 personas para que accedieran a su club privado de inversión, Madeira Invest, en el que ofrecía altísimos rendimientos, de más de 60%. Para conseguirlos se ofrecían inversiones en relojes, coches de lujo o inmuebles. Como se explicó en este reportaje, gracias a todo ese dinero recaudado se montaron concesionarios de lujo y negocios en el Barrio de Salamanca, entre otros.